var _gaq = _gaq || []; _gaq.push(['_setAccount', 'UA-20950447-

taller literario

Este blog intenta ser una experiencia colectiva de escritura. Sumáte.

martes, 18 de enero de 2011

RECUERDOS DE UNA TRANSMUTACIÓN


(sitio web de esta imagen: unpocodemividaloka.blogspot.com)


Imposible de olvidar el día en que transmutaste, Facundo. Imposible de contar, en vano buscar ayuda, pedir consejos. Sólo fue verte y entenderte. ¿Cómo definir algo, que mezquinamente nunca quisiste explicarme? Como si pertenecieras a una orden secreta, cuyos principios no pudieras compartir... ni siquiera conmigo.

Nunca me explicaste como lo hacías, tal vez porque descontabas que no pudiera entenderte. Pero ahí estabas. Tu cuerpo empezó a crecer, tu cabeza comenzó a expandirse y yo estaba segura de que eso que estaba frente a mí, ya no eras vos.

Como un juego de alquimistas, tu esencia ya no existía, y yo estaba segura de que algo peor que perderte para siempre, estaba sucediendo justo en ese momento.

No podía discernir si era tu imagen la que se transformaba ante mis ojos, si eran mis ojos los que te veían diferente, o si finalmente no eras vos, mi hijo, el que estaba frente a mí.

Ahí, lo entendí todo.
La alquimia, prehistoria de la química, es la química. La homeopatía, ( la medicina que llamamos "holística") , que es, en cierta forma, heredera de los saberes de la alquimia, también respeta los postulados de la magia. Nuestra medicina oficial, sin embargo, me parece, se asemeja mucho más a la agresividad de la magia negra...

...y la magia es la esencia de todas las cosas. Principio, explicación y fín de nuestro universo. Lo entendí, desde un lugar muy díficil de comunicar , auque no imposible, y esa es tu tarea, maga, explicarme, o explicar tu particular herencia.

En ese momento, también supe que todo lo que sucediera después sería nada. Porque una transmutación es más extraño que cualquier final.

Una transmutación es el renacimiento en un lugar, acerca del cual, menos aún que de la muerte sabemos.

EL ABRAZO DE DESPEDIDA DE MAMÁ

(imagen del blog: lapassiondestoiles.blogspot.com)

Nacemos y morimos solos, pero también estamos solos cuando guardamos un secreto, cuando nuestra sensibilidad es una espada que tortura a los que más amamos. Entonces la fragilidad de nuestros seres queridos también nos deja solos, desamparados. Es como si nuestra alma atravesara un túnel oscuro, al principio, luminoso después, donde los que ya no están nos sujetaran de la mano y nos acompañaran a seguir. Pero, sin embargo, sabemos que ya nunca estarán y su huella es una herida sin fin que no podemos compartir.

Ayer, mamá, cuando mi hermano Facundo me abrazó, por primera vez, después de tanto tiempo, sentí tu abrazo cálido. Ese abrazo tímido y prudente, que me dabas cada vez que sabías que ibas a tardar en volver. No era un abrazo como cualquier otro. Vos, cuando me abrazabas, me hablabas sin hacerlo. Tus brazos eran lazos de protección, pero no de esos que oprimen, sino de esos que te dan amor y te invitan a salir, a vivir. Yo nunca pude entenderte mamá, a veces me pregunto si realmente me querías.

Me daban celos tus encuentros con tus amigas, porque cuando estabas con ellas, yo dejaba de existir. En ese mundo yo sobraba...

También -gracias al recuerdo de tu presencia-, pensé, que hay abrazos que son como telarañas, que abrigan, pero que matan y hay otros que son como los tuyos...

Esa calidez tan especial, la de tus brazos largos y delgados, que me tocaban como desde lejos, como una caricia de pájaro a punto de volar, eran, ahora lo sé, una caricia de alas, que me invitaban a volar con vos, mamá.

Pero no pude seguirte.

Hoy me regalaste un abrazo desde tu lugar, distante, al que por ahora no puedo llegar, y supe que era tuyo, porque nadie puede quererme de esa manera, excepto vos.

Y sin embargo, esa dicha tremenda que sentí, también me dejó sola, porque no puedo compartirla con nadie.

viernes, 14 de enero de 2011

NACER A TIEMPO






(la imagen corresponde al sitio: concienciacritica-maia.blogspot.com/2010/12/q...)




Cuando mi terapeuta me dijo que vivía mi vida como si no fuera mía, entendí. Cuando me contaste que mi hermana había muerto antes de poder ser, lo sentí. No me alcanzarán las lágrimas para llorarla, pensé. Pero al menos ahora puedo hacer el duelo. ¿Por qué tanto silencio y tanta ignorancia? ¿Porque no saberlo antes? ¿Porque ahora, que me transformé en un ente extraño con pocos amigos y con tan poca infancia? Entonces, una noche mientras hablaba de vos, pude verte. Estabas detras mío y te sonreías. Y en sueños te puede escuchar. "Ya está", me dijiste. Ahora te toca a vos. ¿Qué, pensé? Y entonces entendí que era tu vida la que estaba viviendo, culpable de haber nacido. Tal vez en otra vida fuimos gemelas y un mal karma nos separó. Refugiada en tu historia que no fue, estaba a salvo. Nadie sufre si no es capaz de amar. Arrojada a la vida, como un campesino al que le han sacado la tierra, mi alma desnuda se ahoga de sensaciones y cuando miro hacia atrás no puedo entender que vientos me arrastraron hasta esta orilla. Nacer y Morir son circunstancias que no elegimos. Somos hablados por otros y elegidos por otros que nos sitúan en un lugar, incómodo e inhóspito al que llamamos vida. Y nuestra alma debe conquistar este mundo una y otra vez, como las primeras plantas lo hicieron en tierra firme.
Sin convicción, tampoco sin alternativas.